Todo parece
indicar que la humanidad entera
junto con la Tierra van
llegando al final de un ciclo cósmico, los
acontecimientos se precipitan, entre la ansiedad y el caos aparente, entre el
temor y la esperanza, buscamos entender lo que sucede, leyendo en el pasado intentando anticiparnos al futuro.
Muchos afirman que estamos siendo guiados y asistidos por “entidades”
que se manifiestan desde otras realidades, pero también sabemos que en
éste Universo dual, no falta la “oposición”…
Aunque la mayoría de las personas parecen estar
dormidas, es innegable que cada vez despiertan más,
lo cual es profundamente esperanzador, es por esto que proponemos una "revolución de la conciencia", un llamado hacia la mística, a través de la autotransformación, el cultivo de los valores y las cualidades
del alma, viviendo una vida material espiritualizada, donde todo en la vida
cobre una altura sagrada y a la vez una espiritualidad práctica, que se verifique en hechos
concretos de servicio altruista, y no solo en posturas o discursos.
Obviamente que esto no es nuevo, es la esencia de las enseñanzas religiosas de todas las culturas,
y de todos los tiempos, ahora bien lo novedoso, lo diferente, en éste
tiempo sería que realmente pusiéramos en práctica de forma conciente lo que se nos
ha enseñado.
El mensaje
que compartimos dice que la única religión que existe es la religión del Amor, que el único Templo es el universo entero, absolutamente
saturado de la fuerza creadora que se manifiesta también a través nuestro, en
nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros actos, y que podemos
transformarnos en sacerdotes oficiantes del
ritual más sagrado que es la Vida misma, comulgando de
nosotros mismos para con los demás a
través del servicio. Así de
simple y así de sagrado.
Para acompañar el
nacimiento de la nueva humanidad, en éste año que comienza, renovemos los votos de
compromiso de nuestra propia transformación, y cambiaremos el mundo.
Carlos García Iglesias
