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domingo, 6 de enero de 2013

¿Que significa ser vegetariano? II


Debido a las numerosas manifestaciones, consultas e intercambios realizados por nuestros oyentes y lectores al artículo ¿Qué significa ser vegetariano? (1ª. Parte) es que tomamos una segunda mirada al tema.
Releyendo el artículo, nos damos cuenta que poco podemos agregar que significativamente contribuya a esclarecer aun más lo aportado en dicha oportunidad.
En un primer momento lo publicado en nuestra web, fue el producto de conversaciones internas de nuestro colectivo y sobre las cuales el autor deseaba reflejar de la forma más positiva posible, la frustración que nos produce muchas veces no tener el valor o coraje suficiente para sentirnos vegetarianos.


Y es que para quien ha sido carnívoro muchos años de su vida, el cambio no solo es complejo sino exige un grado de responsabilidad enorme.
Lo más sencillo de todo es dejar de consumir productos que contengan todo tipo de carnes.
Lo más complicado es no descuidar nuestra salud y con ello no traer un perjuicio para nuestra vida y la de aquellos que acompañan nuestro finito viaje.
Luego de mucho investigar, hablar con técnicos en la materia y analizar las consecuencias de tales decisiones, solo podemos recoger algunos grandes conceptos.
La transformación al vegetarianismo siempre debe de hacerse de forma gradual, y no funciona para todos. Es imprescindible tomar muy en cuenta enfermedades congénitas u otros estados que perturban nuestro equilibrio. No es lo mismo, cambiar los tipos de alimentos,  para una persona "sana" que para un diabético, un celíaco, etc.
Tampoco es lo mismo hacerlo desde un estado emocional equilibrado, en calma, que desde el estrés al que sin dudas nos expone la sociedad de consumo.
¿Cómo puede abordar una persona estresada semejante cambio?
El estrés promueve la depresión y la ansiedad, provocando numerosas consultas médicas hoy día.
Hay muchas sustancias que regulan nuestro estado de ánimo y nuestra conducta diaria, como ser la dopamina, noradrenalina, serotonina, etc.
Pero, ¿cuántos saben que el 80% de la serotonina se genera en nuestros intestinos, producto de nuestra alimentación?
¿Cuántos saben que los famosos Omega 3, solo se encuentran en el reino vegetal, en el lino, la salvia, y algunas algas?
El lino en demasía puede causar problemas cardíacos. La salvia contiene muchos estrógenos, hormona que debe ser ingerida con mucho cuidado por la población, sobretodo masculina. Y ¿cuánta gente tiene acceso a las algas, y la información para saber consumirlas?
Por otra parte solo los vegetales crudos conservan su contenido intacto, ya que la cocción por encima de los 40ºC deteriora o extingue el poder nutritivo de los mismos.
Y así podemos seguir enumerando detalles a tener en cuenta para hacer un cambio de dieta responsable y no perjudicar nuestra salud.
Es un camino difícil ¿no? Y de hacerlo mal o irresponsablemente por principios mal entendidos, nuestros ideales atentarán contra nosotros mismos y nuestro entorno.
Volvemos recurrentemente al concepto equilibrio.
Hay quienes tienen el tiempo, la salud, la fuerza y la economía para hacer el cambio, y hay  otros que no. En un mundo que no se caracteriza por la justicia social es lo más frecuente.

Si participan de algún grupo filosófico, religioso, o simplemente son libre pensadores, es el momento de discernir los pasos a seguir. Ya no es excusa la información, y nunca nos corresponderá juzgar a nadie.
Un aspecto que recogimos en las investigaciones que hicimos, fue que muchas veces, cuando la persona participa de algún colectivo, grupo u organización, de corte “espiritual” o “Nueva Era”, sufre la presión, muchas veces sutil, para que se convierta al vegetarianismo, si es que quiere seguir siendo un par. Si no lo hace, por más que se lo deje seguir participando, ya no es visto con los mismos ojos, sufriendo la segregación y la exclusión en varios sentidos, expuesto al sentimiento de superioridad de los demás, que jamás nadie debería experimentar.
Esto lleva a las personas, en su necesidad de aceptación e inclusión, a tomar la decisión sin tomar en cuenta los conceptos que hemos venido expresando, poniendo en riesgo su salud.

Si vamos a tratar de cumplir con el alto principio de "No Matarás" es necesario hacerlo desde un escenario sin presiones, ni discriminación. Desde luego el ejemplo es el principal maestro, y es necesario compartir este anhelo con quien todavía no lo ha logrado, más que reunirse entre sabios a admirar su sabiduría.

El equipo de “Detrás De Lo Visible” desde su comienzo intentó poner el acento en la carencia, en todas las actividades que emprendimos, y seguimos pensando igual.
Nos ha valido duros intercambios e incomprensiones, pero en que contribuye sobreabundar en lo que la gente ya incorporó, les hace bien y está aplicando.

El consumir carne o no, no hace la diferencia entre buenas y malas personas, ni nos abre directamente las “puertas del cielo”, baste recordar por poner algún ejemplo que Hitler era vegetariano, sin embargo ni la Madre Teresa de Calcuta ni Buda lo fueron.

Sin perjuicio de esto, y para que no sea utilizado como excusa, sentimos que la intención de respetar la vida en todas sus manifestaciones, trabajar por la no la violencia y por la tolerancia bajando los niveles de crueldad, empezando por no ejercerla hacia los “animales no humanos”, nos parece un camino, edificante e inclusivo, digno de transitar.

Asimismo nos planteamos la reflexión, recién pasamos las festividades de fin de año, y sabemos de personas que no concurren a una reunión de "amigos" porque éstos no están alineados a su sentir, e iban a compartir carne asada, mientras ellos “secularmente” saborearon unos exquisitos ravioles de verdura, cuya acelga fue cocinada a mas de 40ºC, y en la fábrica de pastas sin que figure en el envase agregaron extracto de carne para realzar el sabor.
¿Qué paradoja no?

escrito por Eduardo Guarise